¿Qué es el Ansia?

¿Qué es el ansia?

El ansia es el cemento, el coche, el no poder aparcar. El autobús de línea y enamorarse en el autobús de línea, superficialmente y profundamente. Viene de la lectura y de la incapacidad de leer: querer y no poder pasar de página. Quedarse trabado en tres frases, saltar de una a otra palabra sin orden ni control, sin poder parar. Sale del hip-hop y acaba en el hip-hop. Pasa a través de Britney Spears y la MTv. Es la calle y es la casa, es una jaula abierta de la que no se puede salir. Es la contradicción insalvable que sólo puede producirse en esta época. El ansia es puramente burguesa y antiburguesa. Es la necesidad de comunicar y estar mudo, querer gritar y no saber qué. Es el no saber. Es el demasiado saber. El yo que quiere ser… yo.

El ansia la tiene el blanco que no puede ser un negrata. La culpa la tiene el mp3, el abuelo Napster murió pero no nos dejó tranquilos. Es la mula y la falta de tiempo, la duración de la vida y la incapacidad de vivirla. Es, más que ninguna otra cosa, el apetito fáustico. Querer hacerlo todo y no poder hacer nada. Hacerse mayor y acercarse a los 30, y comprobar la sorprendente falta de divinidad de Poe. Pero siguen allí la gramática gloriosa y mecánica del cine de De Palma, el horror y el ansia de Ballard. No poder vivir en una confusa realidad de Philip K. Dick, o estar viviendo en ella y esperar un rayo rosa directo al cerebro que lo descubra:

«El Imperio nunca terminó».

Los condones, el sexo y el miedo a decir y hacer sexo, la sublimación. Ser cursi, convencional, y al mismo tiempo sincero. El ansia es vivir con terror a que alguien se dé cuenta. Vivir la mentira más hermosa, tan bella que se convierte en verdad. Y que nadie se dé cuenta de nada, porque no hay nada de lo que darse cuenta. O demasiado. Contraposiciones baratas, indignas. Los cojones poesía; pero es que es la verdad.

La tradición la bebemos en el té a granel y la comemos en el envoltorio del ramen de Mercadona. El presente en la televisión, el futuro imposible en los libros. El odio al dinero y al porno, el amor al amor. Queremos amar. ¡Quiero amar! A la mejor chica del mundo, y a Michael Bay. El cáncer es la pose y la frase, su cura la dolorosa sinceridad contradictoria y el texto. Muerte al punto y coma, hosanna a Kurt Vonnegut:

«Y cosas por el estilo».

El alcohol y la resaca, la muerte del ordenador y el ascenso del portátil. El teléfono móvil y el placer de decir motherfucker. El cansancio físico y la rutina de la falta de rutina. La historia y la falta de historia, la política y la falsa política. La perspectiva, la distancia y la intimidad. El escribir bien, la retórica, el escribir mal. La enumeración como apariencia más convincente, «lo bien que escribe Borja». Los dominicales: «Sabina es un poeta». Las televisiones locales. Y, sobre todo, encontrar lo que estabas buscando en el sitio más inesperado, con la forma más ramplona o la más sublime.

Las listas y los tops, los topless y los desnudos. Las tías buenas y la vulgaridad: ¡eso sí que no! Navegar de un link a otro en la Wikipedia, poner las palabras en inglés en cursiva. Poner palabras en cursiva. Las normas lingüísticas como fuente de placer y reducto de orden. Pero: leer mal, entender mal. Escribir mal. Hacerlo todo mal creyendo que se hace bien. Tirarse el rollo: pero es que es la verdad. ¡Tratar de darle sentido a todo, a cada acción y a cada palabra! ¡Al caos! ¡El ansia se consuela en el humor y en el amor!… y el supervillano de su historia es el cinismo. Y todo es relato.

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¿Qué es El Ansia?

2 comentarios en “¿Qué es el Ansia?

  1. Es la emoción volcánica que hará erupción cuando se desplomen todos y cada uno de los incontables actores que aun gobiernan en el teatro de mi vida, devolviendo me con ello el protagonismo absoluto de ese yo aun desconocido, pero que es el actor principal en la puesta en escena de la propia vida, para a semejanza de un rió de montaña termine empezando deslizándonos al mar de la totalidad, único paraíso en este universo físico indiferente y sin historia pero que se está dispuesto a disolvernos en su todo sin amor y sin convencionalismos sentimentales.

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