CANINO: Nuestro vacío a través de nuestro vacío

(Kynodontas, 2009, Giorgos Lanthimos)

El gran tema (y, en mi opinión, problema) de nuestro tiempo es el nihilismo. Canino es una de esas obras sensibles con su época, que capta casi sin proponérselo lo más característico y relevante de su momento histórico. Esto se confirma porque no son pocos los espectadores de ese momento, ajenos incluso a este tipo de cine, que entienden aunque sea intuitivamente de qué está hablando la película, que conectan con ella porque habla de ellos y de su mundo. Una familia, reverso perverso y hueco de Los Tenenbaums, aparece prácticamente aislada del exterior en su cómodo chalet. Fuera no hay nada, sólo descampado, y si hay algo no hay interés en verlo. Canino se puede entender casi como un compendio de muchos de los elementos principales del Occidente contemporáneo. Por ejemplo el sexo, como algo mecánico pero al final vital, o viceversa, y que en todo caso ya es casi indiferente si se tiene o no se tiene de verdad. O la pérdida de fe en la vida, y la ignorancia de esta pérdida; no hay esperanza ni se la espera, no hay proyección ni memoria, sólo presente. O el absurdo y el vacío como motores de ese movimiento inercial de inmediatez que no parece tener origen y seguro que no tiene destino, sólo quiere moverse, porque sí. O la moderna tecnología, que aquí se interpreta como algo que, pese a todo, no deja de percibirse como un objeto extraño que no termina de corresponder en la naturaleza. O el humor, reducido a su mínima expresión, y evidenciado así su carácter absurdo y falso, como lo entiende Lanthinos. O la importancia del lenguaje; no es casualidad la prioridad de su estudio desde el pasado siglo, sino que encaja en la comprensión posmoderna del mundo como texto, distanciado de la realidad. O el miedo, la sensación equivocada de vulnerabilidad, creada (aquí, implícitamente) por los medios de masas, y que desemboca de forma inevitable en la violencia. O esa misma violencia, directa o indirecta, que para quien la ejerce es lo único que tiene realmente sentido, porque se practica, a diferencia de todo lo demás, con un objetivo, del que además se está convencido; de propina, genera sumisión. O, sobre todo, el juego. El juego permite confundir la ficción con la realidad, eliminando la responsabilidad sobre las consecuencias. Si ocurre algo, algo de verdad, como una muerte, no hay culpabilidad porque se estaba jugando, lo que tiene lugar en una esfera que no es la de lo real; si ocurre algo, algo de verdad, es un accidente, un daño colateral. Puede que el vago recuerdo cultural de una moralidad pasada sedimentaria lleve a preguntarse si se podía haber evitado, si ha habido irresponsabilidad, pero es una sensación que desaparece pronto y abre paso a los nuevos juegos, que no dejan tiempo a nada más. El juego es ya la verdadera realidad, integrada y confundida con la vida, como se aprecia en los momentos más decisivos de Canino. Aun así, todavía no estamos en la barbarie y la exigencia lógica sigue existiendo, pero el juego permite que cada cual, cada individuo, sujeto de su pequeña historia que hoy casi es la única que importa, cree su propia lógica y le sirva. Son lógicas aleatorias como en las sociedades animistas y supersticiosas, pero sin contenido ni objeto más allá del mismo ritual, que lo es todo.

El tempo de Canino es el del Ruido de fondo de DeLillo. Consigue perforar la superficie lúdica de la vivencia contemporánea para ver, y enseñar, que lo que subyace es la vacuidad más total. Debajo de los juegos (y las extrañas ¿satisfacciones? que proporcionan), que se acumulan y cuya única verdad es que cada vez tienen que ir más lejos y ser más intensos, no hay nada. No es, sin embargo, la sordidez radical del cine de Seidl, que ahoga en su representación extrema de las miserias contemporáneas toda posibilidad de empatía y comprensión. Aquí hay más trabajo creativo, de ficción, y se bucea dentro de lo físico y documental, mucho más cerca de Haneke. Hay un tiempo muerto, que se vive automáticamente, expresado por un ritmo lento y desnudo, por planos que cortan el rostro o alguna otra parte porque todas son prescindibles. No hay mucho que mostrar: si lo que se ve es incompleto tampoco se pierde gran cosa. En Canino hay silencio y aislamiento. Hay estatismo, la cámara no se mueve porque nada cambia, el tiempo es un continuo cuyas partes son indiferenciables, por lo que no se necesita una estructura narrativa. Hay caras largas y ninguna emoción. Hay olvido constante y, por su causa, repetición; esto no parece haber pasado antes, así que no se sabe que no sirve para nada. Como mucho, si algo se repite con cierta conciencia de que ya se ha hecho, aparece asociado a un condicionamiento casi animal. Hay, en último término, una futilidad de la vida ejemplificada en la futilidad de la muerte: uno se muere y no pasa nada. Nada. Como los primeros homínidos, se mira atrás un momento mientras el cadáver va río abajo y se sigue andando, pero ya no hacia la próxima fuente de alimento, sino a ninguna parte. Se anda por andar y se intenta hacer interesante el camino. Canino no muestra la satisfacción instantánea porque, en el fondo, no es una satisfacción. No hay en ella sentido ni felicidad, su alegría es un engaño. Como en muchas otras películas modernas con ínfulas artísticas, nadie sonríe. Y ha terminado por no extrañar que nadie lo haga en estas películas.

14 comentarios en “CANINO: Nuestro vacío a través de nuestro vacío

  1. El artículo excepcional. La película una mentira.
    Compendio de todos y cada uno de los lugares comunes, estéticos y conceptuales, del cine supuestamente intelectual moderno (y del otro también). Rigor formal falsificado y densidad reflexiva equiparable a la de un charco: podría tener metro pero si lo pisas apenas son unos centímetros.
    Prefabricada hasta la extenuación (ese recurso sonrojante a la memoria colectiva ocehtera de su público potencial) y profundamente monocorde. Una mezcla soporífera de poshumor y empanada de Haneke. Contando prácticamente lo mismo El bosque es mucho más honesta y de las comparaciones con Buñuel o El castillo de la pureza mejor hacer como que no se oyen/leen.
    Al menos la salvan una cierta modestia y el ingenio en el uso del lenguaje. Eso la aparta de la insoportable arrogancia del austriaco; ese hombre que riñe a los espectadores mientras ofrece exáctamente el mismo morbo que censura. Sin descontar que su indigencia intelectual va pareja a su increibles pretensiones. ¿Se nota que no lo soporto ?

  2. En el fondo creo que no te falta razón, y puede que los elementos que digo sean más «casualidad» que objetivo. O, como digo al principio, fruto indirecto de una sensibilidad para entender su momento, y eso creo que es mérito suficiente. El rigor formal, como dices, es más bien forzado, pero creo que encaja en una interpretación como la que propongo; el ser monocorde sería en este caso un valor. Sin ser en sí nada del otro mundo, nada original (de ahí mi referencia final a «estas películas»). Y su falta de profundidad creo que queda compensada porque, aunque se tocan muchos temas, son temas importantes y muy bien sintetizados individualmente y puestos en relación unos con otros.
    Dicho todo esto sin defender «Canino» como una película especial o salvadora, sino como una muy buena sorpresa, muy ajustada en lo mucho que dice.

    Un placer disentir ;)

  3. No olvides que también es una metáfora sobre las formas educativas-aleccionadoras que rigen en las sociedades, pero aquí partiendo desde un «punto cero» sin máximas de peso ideológico, religioso o moral. Desde ese punto de vista me resulta curioso el aparente comportameinto infantil o inocente de los hijos. Yo creo que la película no desmerece tanto como comenta adrián, más allá de su estética.
    Saludos

  4. Ya en otro blog comenté acerca de la falta de honestidad final de estos «film pregunta» por llamarlos de alguna manera. Están abiertos a cualquier interpretación, pero el director nunca se moja dándo la suya, con lo que el film vale para todo. En mi opinión es más valiente arrojarle tú visión al espectador a la cara y enfrentarla dirécta y desafiantemente con la suya.
    Esto es lo que me desagrada de Canino, todo es esbozo, los temas que la crítica o el espectador está planteando alrededor de ella tienen más que ver con una proyección personal de ese mismo espectador que con algo presente de manera consistente en la película, lo suficientemente abstracta y al tiempo asimilable como para prestarse a ello.
    Es de esa películas que hacen sentirse listo al espectador, lo que garantiza un tipo de éxito y una enorme adesión. Sin despreciar el hecho del «exotismo» de su nacionalidad. Si este film fuera americano, inglés o no te digo ya Español (ahí está Familia, que es una joya, pero a León de Aranoa nadie le hizo ni puto caso hasta que se puso a hacer ese cine socila garbancero absolutamente apolillado), hubiera pasado sin pena ni gloria o como la rareza curiosa que en realida es.
    Porque es inmadura y está muchísimo menos elaborada de lo que parece. Es más desactiva gran parte de su impacto con una decisión incomprensible: no diferencial el universo particular de esa casa del mundo exterior. la planificación es idéntica en ambos caso, y más allá la interpretación de los actores que pertenecen al mundo exterior adopta exactamente el mismo tono que los de la familia, pero si en unos tiene pleno sentido (aunque hay un exceso de inocencia en los hijos) en los otro es puro capricho.
    La verdad, me parece una nadería que se está hichando hasta límites dificilmente comprensibles.

  5. Leidos los comentarios de este post y otros foros, estoy llegando a la conclusión de que los detractores de «Canino» tienden a contextualizar la película en lo transcendente, ¿por qué no hacerlo desde lo intranscendente?

    Personalmente, como señalais, vi cositas, presuntos esbozos de «grandes temas», pero la mayoría del tiempo, mi cerebro tuvo el «modo Haneke» en off y los modos «Wes Anderson» y «Joaquin Reyes» en on. Un artefacto de humor marciano que integra ciertos elementos humanistas/sociológicos con estéticas muy de diseño (en efecto a la medida de su público). Creo que el «rollito social» es un medio en este caso, no un fin.

    Y que el director no suelte prenda acerca de sus intenciones con la peli, me parece estupendo. Si en algo destaca el cine sobre otros medios de expresión narrativos es en su capacidad para generar ambigüedad, si el propio creador se la quita, menudo desperdicio…

    Ya que sale el tema, ¿os habeis fijado en el exceso de didactismo de la última de Haneke?

  6. Si, pero es que en Canino no hay ambigüedad. No hay nada. Yo no digo que haya que responder por sistema, y desde luego rechazo sistemáticamente ese intrgable «cine de tesis» de Haneke. Que siempre ha sido didáctico y encima un engreido, no es de ahora.
    Lo que digo es que un director, uno que pretenda además cierta autoría, tiene que tener el valor de proponer un discurso propio, no fiarlo todo a la interpretación ajena que es lo que hace Canino. Realiza un vaciado total que permite cualquier aproximación, siendo al tiempo todas y ninguna válidas.
    Por cierto, yo también me tomé el film por el aldo del humor esquinado, de ese poshumor chanante en versión griega y por ahí funciona de aquella manera, con más intermitencia que otra cosa.
    Y lo dejo que ya se que me estoy poniendo muy pesadín.

  7. Me he quedado con ganas de verla, aunque solo sea para ver esa nada (a menudo Haneke me parece nada con pretensiones) ya le comentaré. Borja, ¿puedo preguntarle cual es su opinión acerca de Los Idiotas o Visitor Q? (no hace falta que sea visitor Q puesto que hay todo un género tras ella, Paranoia Agent me sirve por igual)
    Espero que te saliera bien el examen.

  8. David (kinosofista): Es verdad que la educación es otro de los puntos fundamentales, se me olvidó ponerlo. Puede que sea una de las claves para interpretar la peli, sobre todo en su relación con la moral.

    Adrián: No te falta razón, pero creo que el director sí que se moja, precisamente planteando (y sólo planteando) muchas cosas. Y también es verdad que las críticas que se están haciendo tienen algo de proyección personal, pero no es menos cierto que coinciden en muchos aspectos, lo que suele indicar que realmente eso está ahí (por ejemplo, yo escribí el texto sin leer nada antes). Hace sentirse listo al espectador, pero en mi opinión lo hace con honestidad porque le obliga a pensar; no le hace sentirse listo mostrándole algo evidente, con respuesta incluida. En cuanto al exotismo, no lo vi por ningún lado; bien podría haber sido una americanez segundona o una argentinada, de ahí de nuevo lo que dije de «estas películas». ¡La globalización es lo que tiene! Y muy buena referencia la de «Familia», a mí también me la recordó, aunque la vi cuando salió y nunca más, hace demasiados años y no puedo comparar… Para terminar, también es verdad que no está tan elaborada como parece (no hay más que comparar, por ejemplo, con un cine aparentemente similar como el de Lucrecia Martel, o el ya dicho de Haneke), y ahí vuelvo a insistir en que el resultado viene más de una sensibilidad que de una intención. Sobre la falta de diferencia entre la casa y el exterior, el tono monocorde me parece apropiado, aunque quizá hubiera dado más juego y hubiera permitido centrar más los posibles significados.

  9. David (intramuros): La verdad es que no he podido ver tanto humor como se ha dicho, más allá de algunos momentos claros. Pero sí que es posible que me la tomara demasiado en serio… En todo caso, creo que todas estas interpretaciones diferentes, todas bastante legitimadas por la propia peli, dicen bastante a su favor. Por la diversidad y por el hecho de que todo el mundo siente que debe dar la suya.

    Ryoko: Si le echas un ojo, ya cuentas qué tal. Yo realmente no tenía ni idea de que era tan conocida, me la habían recomendado y esperaba una curiosidad de segunda división (que, en unos pocos años, seguramente se confirmará que lo era; pero en una escala temporal más pequeña se agradece mucho). «Los idiotas» la vi en su momento y la odié con todas mis ganas, con sus valores hippies ya pasaditos de moda y más que explorados en los 60 y 70, pero llevo tiempo queriendo revisarla, sobre todo porque creo que ahora entiendo mucho más a Von Trier y me cae simpática su provocación, con muchísimo más humor del que se le suele admitir. ¿Qué te pareció a ti? Curiosidad: Nacho me contó que la vio una vez en la FNAC, que aquí en Alicante es en una cafetería, rodeado de niños jugando y gritando mientras en la pantalla salían todas las guarreridas que salen… «Visitor Q» me gusta muchísimo, ya la puse entre mis favoritas de la década, todo un sutil puñetazo en la mesa de la civilización, y con un estilo que tira patrás. Le he perdido un poco la pista al Miike (a ver quién es el guapo que se la sigue), pero es un talento inmenso y único.

    • Vale, ya la he visto. Borja había confundido tu primera frase y creía que decías que esta peli era nihilista por eso te preguntaba por otras pelis que para mi lo son bastante pero a bien. So sorry.

      Ufff, a ver, a mi la peli me llegó como entretenimiento no como intelectualada y bueno, digamos que te doy toda la razón en lo del lenguaje y creo que el primer fallo ha sido traducirla como Canino y no como «Colmillos» que sería lo suyo porque una vez llamada Canino nos centramos más en los personajes (adjetivizados) que en la historia de los colmillitos y por lo tanto es impepinale no buscarle una conexión con los cínicos. Paranoias mias.
      No he leido criticas a posteriori así que no se por donde van. Me parece una animalada compararla con El Bosque aunque arregla uno de mis grandes misterios que era que hacer (o como controlarlo) si pasaba una avioneta sobre La Población… (es que las traducciones españolas son la ostia de malas, por los dioses) A mi también me parece cojonudo que el director no diga nada porque así no acabo odiandolo como a Haneke.
      La familia grimosa, el control pactado, la falta de información y que recurra a Rocky para aprender a romperte la boca me ha conquistado. La violencia y el morbo me parece que no están mal llevados (las violaciones vespertinas son asepticas, mecanicas, no subibles a internet para masturbaciones efimeras) quedan muchos elementos sueltos, descontextualizados como la casa y la obra en si misma. Es así porque así es. En las escuelas griegas se enseña el creacionismo, igual eso tiene algo que ver…

      Por cierto, la de Familia de León de Aroa me parece su mejor peli y una punkada maravillosa que para mi no tiene nada que ver.

  10. Que curioso yo cuando la vi no pensé en absoluto en los valores hippies, igual debería volver a verla…. A mi Trier me tira para atrás y atrae a la vez, especialmente desde que vi Dogville y pude hacer la retrospectiva. Los Idiotas me parece provocación vacia que acaba llenando y un poco a lo Lynch (meto elementos que se me antojan graciosos y que pueden tener doble sentido o no) nunca llegué a entender la manía del rubio con las clases medias o el porque de la orgía… Más allá del movimiento de camara, la cogí por la silla de ruedas en el árbol de la portada (mi padre usaba una y yo no se si la heredaré) pero me encantó lo de hacer el idiota, en el sentido clasico del termino=»no participar de» en situaciones que te superan (llamemoslo enagenación mental progresiva) sobretodo con el rollo familiar. Es como el sueño de dejar de sentir por algún tiempo. Me parece la ostia de postmoderna y muy nihilista pero al contrario que la que tú nombras me parece un nihilismo buscado (entrenado) por sus protagonistas como forma de supervivencia tan absurda como las otras. Nihilista en el soy lo que hago. Al mismo tiempo me gusta la imagen exterior de panda de grillaos que se creen algo por hacer la nada social. Me parece una pelicula vacia muy llena y aunque, ahora que conozco al director me pueda parecer pretenciosa, en el momento no me lo pareció me lo tomé mś como una peli de Larry Clark.
    VQ me parece otra peli la ostia de postmoderna que no puedes tomar al pie de la letra.

    Que bueno lo de Nacho, juajua tuvo que ser un escandalo!

    Mañana me acerco a la uni a poner el artilugio que me pediste! XD

  11. coño acabo de caer en cual es al buscarla y ver el titulo en inglés, se estrenó en Reykjavik y me quedé sin verla porque no quedaban entradas. Mañana la veo. Viste los Edukadores al final?

  12. Ryoko: Soy el que debería volver a verla, que hace ya muuuucho y no sabía nada de la vida (ahora sé algo, un mínimo supervivencial) y seguro que no entendí nada. Así que poco puedo añadir a tu comentario, muy bueno! Von Trier es provocación casi pura, aunque no del todo vacía. Pero yo al menos nunca he sabido su contenido, no sé si darle más importancia al cinismo, al humor (que ya digo que tiene mucho) o a qué. Sea lo que sea, es un director único y original, que obliga a pensar, y eso ya es mucho.

    De «Canino», o «Colmillos» ;), estoy muy de acuerdo en lo que dices del uso de la violencia (el sexo mecánico, sobre todo la primera escena, está pero que muy bien rodado), «es así porque así es», como dices; como recurso narrativo/incitación a pensar, no buscando el impacto físico. Yo sigo diciendo que la mayor parte del interés de la peli está en sugerir al espectador, en obligarle a pensar en algo, rellenar huecos, pero aporta unos mínimos que, si bien es verdad que son muy ambiguos, son lo suficientemente claros como para entender la intención.

    Y sí que vi «Los edukadores», se me había pasado decírtelo entre exámenes y el lío de lo de Barcelona… cuando tenga un rato te cuento algo al mail, pero te puedo anticipar que, aunque la intención es muy buena y el desarrollo muy interesante, le falta algo de chicha…

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