Acampada Alicante: La asamblea de majaras ha decidido

[Como se me ha ido un poco la mano escribiendo, porque aunque me he limitado al máximo hay mucho que decir, he dividido el texto en epígrafes para que se pueda leer a ratos o sólo lo que más le interese a cada cual]

Tinglado: los orígenes

El domingo 15 de marzo salió a la calle bastante gente a una manifestación. El éxito se debió, sobre todo, a que no se convocaba bajo la bandera de ningún partido o sindicato (incluso se prohibían), sino en nombre del ciudadano hasta las narices. Muchos de los que fuimos nos quedamos con ganas de hacer algo más, nos supo a poco, ¿por qué no aprovechar esta energía tanto tiempo dormida en tantos? Pronto salió aquello por un lado: se formaron acampadas. Estas acampadas en plazas clave de las ciudades funcionaron estupendamente los primeros días como terapia de grupo. La gente sentía que estaba haciendo algo por intentar mejorar las cosas, una desbordante sensación de comunidad más allá de izquierdas, derechas, edades y demás identidades de guiones de anuncios argentinos de CocaCola. La clave de la unión, parecida a la que defendí en este blog hace unos meses, era precisamente superar las etiquetas o, mejor, formar una etiqueta incluyente. ¡Cambiar el lenguaje!, tanto verbal como simbólico y de formas. Las asambleas nocturnas desbordaban, muchas personas querían comunicar a todos sus emociones, sus ideas, sus payasadas, sus ideologismos, sus moderaciones y radicalidades, surgiendo momentos absolutamente surrealistas, entre berlanguianos y chanantes, pero siempre entrañables. A partir del sábado más o menos, el modelo empezaba a agotarse y urgía centrar todo eso en algún objetivo, pasadas las elecciones. ¿En qué? En ninguno, como bien explica este sesudo pero brillante análisis del «ciudadanismo».

La trama se complica: que no, que no nos representan

Nadie se preguntaba para qué estábamos allí. En la web de Democracia Real ¡Ya!, convocantes originales y colaboradores por inercia de las acampadas, aparecen 7 puntos a los que se ha dado protagonismo equivocadamente; pero eran ideas de trabajo, más bien del montón y ya algo ideologizadas, escritas a salto de mata. Algo secundario y genérico que a la mayoría se la traía bien al pairo. Sin embargo, algunos se aferraron a esa línea de trabajo porque querían sentir que estaban haciendo algo. Se crearon grupos temáticos sobre educación, sanidad, medio ambiente, incluso llengua i país en un delirio ombliguista. Los resultados, inútiles porque en cualquier sitio ya están esas propuestas y otras mucho mejores, se presentaban por la noche a todo el mundo con el orgullo de un niño que enseña a su familia que ha aprendido a tocar el Himno de la Alegría con su flauta del cole, ante un creciente hastío. Las personas que pasaban más tiempo en la acampada, ya fuera por mayor compromiso, porque tenían más empuje o simplemente porque tenían menos cosas que hacer fuera de todo esto, se fueron haciendo con el control. Sus argumento indirectos para justificarse: están allí con más regularidad que otros y están trabajando en muchas cosas. Trabajar está bien, pero ¿en qué y por qué? Se empezaba a crear una estructura organizativa desastrosa, incapaz de priorizar. ¿Cómo es posible que se hable ya de nacionalizar bancos cuando ni siquiera hay alguien que informe por internet del día a día de lo que pasa en la plaza? La modernidad se ciega con lo cuantitativo y con el orden, la organización seduce por sí misma sin haber pensado antes en su sentido, todo se deshumaniza en cuanto se automatiza y no parte de la pregunta de ¿para qué? Los que estaban allí todo el día no podían tomar distancia y, sin quererlo y de buena fe, se erigieron en representantes de una mayoría que decía algo bien diferente de lo que decían ellos. Mientras se perdían en marañas burocráticas sin contenido ni objetivo, en internet y en las asambleas nocturnas se pedía que la cosa se centrara en algo (se habla sobre todo de la Ley Electoral) que uniera a la mayoría para tener unos cimientos y un cemento que nos mantuviera pegados, que no se ideologizara, que se dejara de construir la casa por un tejado que nadie quería y que se nos estaba cayendo encima a todos. Pero los de dentro de la acampada ya apenas podían escuchar esto, ¡tenían mucho trabajo que hacer! El lunes me tomé el día libre para ir a luchar por enderezar el asunto, y fue imposible. Por activa y por pasiva, con la mayor claridad posible, con no pocos apoyos… y nada. Desde dentro, diré que en realidad estaban casi todos de acuerdo en lo mismo que la mayoría, sólo que enseguida las discusiones se ramificaban en complejidades cuya importancia sólo veían ellos (y eso que no podían justificar esa importancia), olvidando que no representaban a nadie y que a nadie interesaban los rollos. Mientras, en las asambleas nocturnas el público les dejaba hacer, también olvidando que no representaban a nadie y que la acampada era de todos, que su discurso oficial no era tal; ¡pero es que es tan sencillo que otros trabajen por ti! En síntesis: se ha reproducido el sistema criticado.

No insistamos, no hay soluciones

Si bien hasta el sábado casi todos estábamos encantados de habernos conocido y el triunfalismo campaba a sus anchas, esa noche fue un antes y después. Como la autocrítica brilló por su ausencia, se convirtió en crítica externa. Tras repetidos intentos de retomar la dirección (o al menos de elegir una), los de dentro seguían inevitablemente empeñados en su burbuja organizativa vacua, ineficaz y divisoria. De pronto, me di cuenta de que no había nada que hacer. No se podía montar nada serio ni coherente allí, por la misma naturaleza del movimiento. No podía haber objetivos concretos porque la fuerza original no los tenía, era sólo una queja compartida. Al mismo tiempo, el afán por intentar incluir a todos lleva al planteamiento de buscar un sistema de votación que legitime lo que se está haciendo (que es nada), pero cualquier tipo de votación es imposible. ¡Más complicaciones irresolubles! ¿Mano alzada?, pero ¿y los que no están? ¿Por internet?, pero ¿y los que no tienen? Quizá las mejores sean el aplausómetro que propuse o la aclamación popular «como al Papa» (grupo jurídico, el más sensato, dixit). Aunque no estaban en el orden del día, estas aclamaciones populares surgieron por sí solas, pero los «organizadores» estaban entre bambalinas con sus carpetas y sus portavoces y sus empantanamientos, así que no se enteraron. Y la gente, insisto, les dejaba hacer, incapaces de entender que esto está funcionando con una dinámica política colectiva. En resumen: no puede haber objetivos claros, entre otras cosas porque no hay a corto plazo herramientas para lograrlos ni consensuarlos; y no puede haber decisiones consensuadas porque no hay forma de alcanzarlas en común ni objetivos a los que llegar, ¡toma círculo vicioso! A la vez, miles de propuestas llueven de todas partes, diluyéndose todas por saturación. Y por esta misma sobredosis de información ha sido imposible establecer no ya una red entre acampadas, sino directamente un mínimo de comunicación entre cada acampada y la gente que pasa por allí, incluso entre cada acampada y su propio funcionamiento interno. Todo esto, sumado a la heterogeneidad de los simpatizantes, a la impaciencia, a los agoreros, a los intolerantes, evidencia que si esto se encamina a alguna parte es hacia la autodestrucción. Así, probablemente lo mejor sea desmontar el chiringuito antes de que se siga hundiendo, algo complicado porque algunos (con la mejor de las intenciones, insisto) ya se lo han apropiado. Y la propia dinámica establecida, perversión cutre de la lógica política que vemos en los medios y de la que desgraciadamente parece tan difícil salir por ahora, no permite que se convierta en algo nuevo e incluyente. Simplemente hay que preguntarse ahora: ¿por qué seguir, para qué sirve? La respuesta es clara: no hay salida, sólo sirve para complicarse la vida, luego lo mejor es no seguir con las acampadas. ¡Espero equivocarme! Ahora, fuera de la vorágine, haciendo trampa porque es fácil juzgar a toro pasado, veo que lo mejor tal vez habría sido limitarse a informar de los desmanes políticos y económicos, de soluciones alternativas, de reflexiones inteligentes. Sólo informar: los viejos pasquines, fotocopias de artículos de internet, conversaciones abiertas con las personas que pasean… ¡si se crea conciencia, el resto vendrá solo!

Todo lo bueno, que no es poca cosa

A pesar de todo, no soy pesimista, ¡al contrario! Las acampadas son sólo la punta del iceberg, la primera forma (inevitablemente fallida) que ha tomado el descontento. Lo importante ahora es intentar desmantelarlas antes de que se siga en esta espiral de decadencia y alejamiento de la gente o, al menos, dejar claro que no representan a los que protestamos, para que hagan el menor daño posible. De aquí ya han salido muchas cosas buenas, conformémonos, tengamos paciencia y no nos empecinemos. Primero, mucha gente ha descubierto que tiene voz pública y que hay muchos dispuestos a escucharla. Con esto, mucha gente ha descubierto que no está sola y que hay muchos otros que también son inteligentes, que también tienen opiniones políticas, que también disfrutan hablando de ellas, que tienen cosas que decir y saben cómo hacerlo. Segundo, se ha recuperado el espacio público para el público, el espíritu de plaza de pueblo ha humanizado las relaciones sociales de la deshumanizadora vida urbana; al mismo tiempo, esa plaza se ha convertido en ágora, en foro de debate con desconocidos de muy distinto tipo. Tercero, se han despertado no pocas personas que eran más bien acríticas con los medios y los políticos, o que ya no tenían esperanza en movilizaciones y daban por muerta en vida a la ciudadanía. Cuarto, a nivel personal estoy aprendiendo muchísimo, me siento cobaya de un experimento de psicología social y empiezo a pensar que tal disciplina es realmente una ciencia; y al mismo tiempo descubro que puedo aplicar mis conocimientos en la práctica, ¡que las Humanidades no tengan salidas laborales no significa que no sean fundamentales en las salidas vitales! Quinto, se ha hecho mella en el discurso oficial. Más aún, en su forma. «No te preocupes, es una cuestión de estética política», me decía un profesor (y sin embargo amigo) ante mi queja de que no había contenido, ante mis dudas al ver aquello convertido en barraca de hogueras o comuna. Parte de la ciudadanía ha descubierto que hay otra forma de hacer política más allá de los partidos, de sus charlatanerías, aunque ahora se estén reproduciendo en las acampadas. ¡No pasa nada! ¡Caaaalma! Esto ya está en marcha.

El futuro (…no es una mancha en la pared)

Pero ¿qué va a pasar? ¿Se va a canalizar el descontento? Estoy convencido de que, independientemente de las ya entrampadas y atorrantes acampadas, todo esto va a salir por aquí o por allá. Muchas personas sensatas y con buenas ideas se han conocido y siguen conociendo a otras personas sensatas y con buenas ideas. Estoy seguro de que algún proyecto (manifestaciones masivas, acciones no tanto simbólicas como concretas, etc.) terminará poniéndose en marcha, probablemente alguno propuesto por Democracia Real ¡Ya!, que supo desvincularse a tiempo de todo este tinglado y sigue como referencia. No pocos de los que ahora están o, más bien a estas alturas, han estado en las plazas se unirán a ellos, desencantados con las acampadas, cansados de intentar crear un imposible sentido a partir de la nada, sino participar en algo que ya funciona. Y si no a DRY, a otras asociaciones preexistentes, aumentando su fuerza. O a lo mejor alguien anónimo crea un evento en Facebook, se apuntan 45.000 personas y se lleva a cabo. Quién sabe. Lo que está claro es que la próxima vez que se hagan recortes antisociales («ajustes»), parte de la ciudadanía no va a esperar a que los sindicatos les saquen a la calle, sino que van a ir por sí mismos, con su propia voz y sus propios medios, poniéndolo un poco más difícil porque nadie podrá ocultar que tienen razón y que no son títeres de nadie. Serán menos que los convocados por los sindicatos mayoritarios, pero más auténticos y, por eso mismo, con más impacto. No es (sólo) una cuestión de número, sino de espíritu y de legitimidad. Es cuestión de tiempo. Hasta entonces, yo seguiré pasando por la Plaza de la Montanyeta cuando tenga ratos para charrar con muchas personas estupendas que he conocido. Mientras, doy todo mi apoyo a la comisión de cerveceo, válvula de escape efectiva para cuando los portavoces se pongan pesados y cabezotas.

21 comentarios en “Acampada Alicante: La asamblea de majaras ha decidido

  1. Disculpad el narcisismo de ser yo el protagonista de las fotos, pero ya que me tiro el rollo al menos que se vea que he estado por ahí y no hablo desde la poltrona…

  2. Borja, gracias por esta reflexión sobre los últimos días. Has puesto palabras a muchas de mis sensaciones. El punto de inflexión ya ha pasado, ahora sólo queda esperar ver a dónde nos lleva todo esto.

    Un saludo

  3. Ole, ole y ole. Yo también fuí, hasta el viernes, el lunes volvi para ver si se encauzaba pero… mal rollo me dio, y nos fuimos enseguida.Yo también pienso que debería disolverse la acampada, (da pena) y hacerse otro tipo de acciones.

    PD: en la pagina de alicante.tomalaplaza.net no han publicado mi comentario porque se supone que lo tienen que «revisar» y llevan dos dias revisandolo… porque he dicho lo mismo que tu. Al igual que el comentario de mi pareja.

  4. Tened en cuenta también, que la autocrítica es necesaria, pero siempre que sea constructiva, porque se puede pecar de ser muy severo con la organización y esto puede minar la voluntad y la ilusión de la gente que ha confiado en este proyecto. No lo digo para que se siga intentando levantar sistemas que no funcionan, sino porque me da la sensación que, de cara a los ciudadanos que diariamente pasan por la plaza y apoyan este tipo de propuestas, les sigue pareciendo estupendo que la gente de la acampada permanezca alli y se recupere el espacio publico. En resumen, que se hagan las reformas necesarias pero que no se retroceda en pasos por discrepancias internas.

    • caminante no hay camino
      se hace camino al andar

      lo que tu quieres decir es que hay que volver a la comodidad del televisor, del espectador pasivo.?

      ahora el PP se esta organizando para sacarnos la mierda.

      tu pareces no entender que estar quietos es ser presa de una clase que quiere hacernos pagar con nuestra vida. (calidad, proyectos, posibilidades de realizarlos, los sueños de nuestros hijos, la posibildad de vivir una vida que merezca ser vivida)
      nuestra vida (la de la clase obrera y del pueblo) debe ser defendida como en una guerra.

      como si este regimen monarquico franquista va a dudar en cargarnos a todos, como el mismisimo Mubarak, si lo cree necesario?

      la unica conclusion que cabe es ser mas fuertes, mas organizados, mas concientes de los objetivos de nuestra lucha y mas abnegados.

      lamento deciros que estamos obligados a este papel por las circumstancias de la historia.

      si no me crees a mi ve y haz que te cuenten los viejos. sientate en la plaza de tu comarca y charla con los ancianos. ellos te diran como fueron las cosas.
      espero que la lucha por la verdadera democracia de los trabajadores y el pueblo llegue hasta la ultima cosecuencia. que caigan el rey y el senado y se instaure la 3era republica!

      salut.-

      • Así vamos a seguir toda la vida igual; el pasado es historia y si continuas las estrofas, verás que te dice:
        «Y al volver la vista atrás
        se ve la senda que nunca has de volver a pisar»
        Ésto es lo que acaba con los campamentos, el politizarlo y querer llevarlo a un extremo, no,no, ésta no era la ídea……….

      • Santo cielo, menuda enajenación. Si lo que pasa por la plaza tiene algo que ver con este sujeto, por favor decídmelo que salga corriendo.
        Parece que hable como uno de esos terroristas árabes antes de inmolarse en un avión…
        Qué miedo!!!

  5. Hablándolo con Paolo2000, reclacabamos que todo esto como síntoma es magnífico, como moviemiento…pues es lo que has descrito. Yo me quedo con el síntoma. Mientras fue un puro grito de rabia, fue fabuloso. Tal vez en lugar de algo crónico (la camapada) debiera haber sido cíclico (Convocatorias cada X tiempo). Ahora es difícil retomar la transversalidad inicial.

  6. Brillante. Es cierto que es largo, pero es una excelente reflexión sobre cómo se ha perdido el norte. Pero errar forma parte del proceso de aprendizaje!!

  7. Excareciendo: goo.gl/ZgpG9 (Habla Varsavsky Tech entrepreneur and investor, founder of Viatel, Ya.com, Jazztel, and Fon) goo.gl/lDPf7 ¿su por qué?

    Un placer brindarte este contenido, seguro que tú sabrás ponerlo negro sobre blanco.
    Salu2,
    Hermano Gris

  8. No te mosquees, ni te desilusiones, esto es política y punto.
    Algo nace con unos ideales y en cuanto despunta vienen los «listos» a controlarlo para su beneficio, lo que no hay que dejarse es manipular por ellos.
    Ahora llegarán los «más progres», los que se creen en posesión de la verdad,esos que todos sabemos, y que ocurrirá, pues lo de siempre, que se quedarán solos, y el sueño se acabará, recogerán sus trastos y se irán a esperar otra movida a la que apuntarse, la que sea, porque lo triste es que les da igual, sólo quieren sus 5 minutos de gloria.
    Lo importante es lo que todos hemos aprendido de ésto, que al margen de edades, ideologías, todos, todos, aunque haya sido por unos días hemos estado unidos y nos hemos ido a dormir con una nueva ilusión, hemos oido pasar la banda de música por la calle, nos hemos asomado a los balcones, hemos tarareado todos la misma canción al unísono, pero la banda continúa su camino, cerraremos las ventanas y volveremos a nuestras rutinas.
    Queda alguna esperanza??, si, cuando vuelvas a oirla, no mires desde arriba, baja a la calle y canta

  9. Un grupo de personas sentadas en una plaza pública es lo menos cercano a un peligro para el Status Quo de la clase política.
    Una mayoria de ciudadanos defraudando a las arcas del Estado a base de realizar insumisión fiscal es la forma más rápida de hacerles plantearse que algo falla.
    Vota o no, a nadie le importa.
    Deja de pagar tus impuestos (extorsiones) para que ellos decidan en qué bolsillo se lo guardan, verás que rápido cambian las cosas en éste país.

  10. Gracias por un resumen de la situación de Alicante.

    ¿que opina de la teoria de la conspiración con partido de Mario Conde por el centro?
    ¿y de los contenidos/propuestas de las asambleas? ¿a alguien se le ha ocurrido poner un carro con cocteles en el centro de la plaza? no sé, así igual se animan…

    Por aquí poco contenido, mucho espiritu hippie y desesperadx sexual. La sensación que me deja este movimiento es parecida a la que me dejo la pelicula Soñadores, de Bertolucci…

  11. Interesantísima crónica y la cita de Parade me ha emocionado…

    Yo me quedo con lo que dices. Se ha creado un formato y unos resortes de protesta muy interesantes que pueden canalizar malestares próximos…

    Y bueno yo sería un poco más condescendiente con los «vanguardias» revolucionarias aunque el que esto suscribe ha evitado en todo momento ese afán de comisiones y gestoras… Me gustaba la plaza tomada como símbolo, como ágora… y entendía que cosas como la biodanza eran peajes inevitables a pagar… No compartía muchos de esos maximalismos pero entiendo que estuvieran presentes…

    Aun así insisto. Allí estuvimos los convencidos. No se ha conectado con el pueblo en general. Ahí queda la gran asignatura pendiente…

  12. Pingback: El poema volátil « Micronesia en el Cerebelo 2.0

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