EL CONFORMISTA: El asesinato y el conformismo

¿Cuándo estaría justificado un asesinato? ¿Alguna vez? Es posible que en alguna ocasión, pero muy muy rara, probablemente sólo por motivos políticos (matar a alguna persona muy concreta y en indudable beneficio de una inmensa, inmensa mayoría) o de seguridad inmediata, en situaciones extremas y con unas condiciones muy estrictas. Una acción tan radical siempre estaría pendiente de un fino hilo, y romperlo significaría deslegitimarla. Siempre que fuera posible, habría que optar por el encarcelamiento, por supuesto con posibilidad de redención a largo plazo por arrepentimiento o cambio personal (en una cultura judeocristiana como la nuestra no puedo imaginarlo de otra manera). Si no se puede capturar, y la única opción es el homicidio, y sí o sí está completamente justificado quitar a alguien de en medio, tendría que hacerse de la forma más rápido posible y sin ensañamiento. Un acto pragmático tan duro contra otro ser humano debe depender en su ejecución exclusivamente de su eficacia. En El conformista (Il conformista, Bernardo Bertolucci, 1970) hay una terrorífica escena en la que un grupo de agentes fascistas italianos desperdigados surgen del bosque y matan a un profesor comunista exiliado. Se espera durante toda la película un tiro limpio, este asesinato está injustificado pero todo hace pensar que será realizado, como dicen los países con pena de muerte, «con humanidad». Pero, cuando llega el momento, sucede de una forma muy diferente. No es un asesinato, sino un linchamiento, en el que un montón de matones anónimos esperan su turno para ir asestando cuchilladas aleatorias a su víctima, prolongando su agonía, demostrando que los motivos no eran sólo políticos sino también saciantes de una sed de sangre animal. Esto, por supuesto, quita la hipotética legimitidad que hubiera podido tener la acción, porque el fin no justifica los medios; de hecho, los medios pueden invalidar el fin, dejando ese fin sin sentido o quitándole casi todo su valor. En la película, al terminar la guerra, el protagonista fascista cambia de bando y comienza a acusar a otras personas de colaboración con el régimen. Se ve así que no quería matar a aquel hombre por utilidad política, sino movido por el miedo y el odio y, en última instancia, por el conformismo. Y como él, tantos y tantos.

5 comentarios en “EL CONFORMISTA: El asesinato y el conformismo

  1. Se me ocurren mil excusas para asesinar a alguien… depende si eres Superman, Hulk o Batman… aunque como tú has dicho en la moral judeocritiana solo nos queda Superman (Kantiano a más no poder). Yo creo que ese tipo de asesinatos («los politicos») se hacen la mayoría de las veces a lo Dostoyevsky: el poder por el poder (sea cual sea ese poder).
    Yo me leí el libro, no se si en la pelicula se marca tanto lo del tipo intentando ser normal (la forma en que se casa, la jodida historia homo que parece que toda peli italiana sobre fascismo tenga que tener…)

  2. Te diría: está en nuestra naturaleza asesinar. Pero realmente es matar o morir. Lo de asesinar es un formalismo en el que entra a meter baza una ideología, una institución, en general un poder superior.
    Y como individuos, no somos dueños de nosotros mismos cuando estamos supeditados a ese poder superior. Por lo que tu antagonismo «asesinato vs conformismo» que creo entreleer, me lleva a un simple conformismo vs acción grupal o poder en definidas cuentas. El poder que emana de otros. Y en ese aspecto yo no culparia por conformista, vease la deserción en caso de guerra(y su pena) o de falto de civilizado, sino más bien de un exceso de civilización.
    Oye cuando nos tomamos un té para charrar de éstas ideoteces tan lindas!

  3. «Perro»: Oído y disfrutado, gracias.

    Fer: Apuntado queda, quién iba a pensar que Jack London era algo más que el autor de libros infantiles/juveniles que se supone que es…

    Ryoko: Por el poder y todas esas cosas malas relacionadas. Por desgracia, la peli deja más bien implícito lo de la normalidad del prota, se podría haber explotado más y haberle dado más fuerza.

    «Nein»: Nada de «en nuestra naturaleza»; y si así es, se supone que contamos con armas para controlar los peores instintos (suponiendo que existan). En realidad no hablo de una oposición entre asesinato y conformismo sino, siguiendo la película de Bertolucci, más bien al revés: el conformismo acrítico lleva al asesinato si los que están en ese poder superior te dicen que es lo mejor.

Replica a Ryoko Cancelar la respuesta